Mario
Benedetti
(Paso de los Toros,
Departamento de Tacuarembó,
Uruguay, 14 de septiembre del 1920)
Los bomberos
(La muerte y otras
sorpresas, 1968)
Olegario no sólo fue un as del
presentimiento, sino que además siempre estuvo muy orgulloso de su poder.
A veces se quedaba absorto por un instante, y luego decía: “Mañana va
a llover”. Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca y anunciaba: “El
martes saldrá el 57 a la cabeza”. Y el martes salía el 57 a la cabeza.
Entre sus amigos gozaba de una admiración sin límites.
Algunos de ellos recuerdan el más
famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la Universidad, cuando
de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y la furia de los
bomberos. Olegario sonrió de modo casi imperceptible, y dijo: “Es
posible que mi casa se esté quemando”.
Llamaron un taxi y encargaron al
chofer que siguiera de cerca a los bomberos. Éstos tomaron por Rivera, y
Olegario dijo: “Es casi seguro que mi casa se esté quemando”. Los
amigos guardaron un respetuoso y afable silencio; tanto lo admiraban.
Los bomberos siguieron por Pereyra y
la nerviosidad llegó a su colmo. Cuando doblaron por la calle en que
vivía Olegario, los amigos se pusieron tiesos de expectativa. Por fin,
frente mismo a la llameante casa de Olegario, el carro de bomberos se
detuvo y los hombres comenzaron rápida y serenamente los preparativos de
rigor. De vez en cuando, desde las ventanas de la planta alta, alguna
astilla volaba por los aires.
Con toda parsimonia, Olegario bajó
del taxi. Se acomodó el nudo de la corbata, y luego, con un aire de
humilde vencedor, se aprestó a recibir las felicitaciones y los abrazos
de sus buenos amigos.
Literatura
.us
Mapa de la biblioteca | Aviso Legal | Quiénes Somos | Contactar