O.
Henry
(William Sydney Porter)
(North Carolina, 1862 -
New York, 1910)
Una historia extraña (1894)
(“A Strange Story”)
Originalmente publicado en el periódico The Rolling Stone (1894);
Rolling Stones
(Nueva York: Doubleday, Page & Company, 1912, 292 págs.)
En la parte de Austin vivía
antaño una honrada familia apellidada Smothers. Consistía la familia en Juan
Smothers, su mujer, una hija de cinco años y los padres de ella, lo que
justificaba mencionar un número apreciable de ciudadanos en los padrones. Pero
a los efectos prácticos allí sólo se contaban en casa de los Smothers tres
ciudadanos disponibles.
Una noche, después de cenar,
aquejó a la niña un serio cólico y Juan Smothers hubo de salir para procurarse
medicinas. Y no volvió jamás.
La muchacha, empero, se curó y
con el tiempo se convirtió en una mujer completa.
A la madre le disgustó mucho la
desaparición de su marido, así que transcurrieron hasta tres meses antes de
que volviera a casarse y se trasladara a San Antonio.
La jovencita se casó también a su
tiempo, y tuvo una niñita que llegó a los cinco años de edad. La hija de Juan
Smothers seguía viviendo en la misma casa de que su padre saliera para no
volver.
Por una curiosa coincidencia, la
niña enfermó, de un cólico de camarones, la noche en que se cumplía el
aniversario de la desaparición de Juan Smothers.
Juan Smith, que tal era el nombre
del marido de la madre de la enferma, intervino.
—Bajaré a la ciudad y traeré los
medicamentos precisos.
—¡No, no, querido Juan! —exclamó
su mujer—. No quiero que desaparezcas y también te olvides de venir.
De modo que Juan Smith no salió y
el matrimonio permaneció velando al lecho de Pansy, que tal era el nombre de
la niña.
Al cabo de un rato Pansy pareció
empeorar y otra vez Juan Smith quiso salir en busca de medicinas, pero su
esposa no se lo permitió.
De pronto se abrió la puerta y un
viejo, encorvado y encogido, de largo cabello blanco, penetró en el aposento.
Pansy lo reconoció antes que los
demás y aseguró:
—Miren, ha llegado el abuelo.
El viejo sacó del bolsillo un
frasco de medicina y dio a Pansy una cucharada.
La nena reaccionó inmediatamente,
y Juan Smothers explicó:
—Tardé, ¿no? Me he retrasado un
poco esperando el tranvía.
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