José Alcántara Almánzar
(1946—)


ENTREVISTA CON LA REVISTA «LETRA GRANDE»
(Revista Letra Grande
Santo Domingo, República Dominicana
Año I, Núm. 2, Marzo de 1980, pp. 28-31)


        Letra Grande: ¿Cómo ve usted la calidad de la joven narrativa dominica­na en comparación con la de otros países del área del Caribe?
        José Alcántara Almánzar: La noción de calidad implica la de tratamiento formal, es decir, la manera en que un escritor vertebra sus preocupaciones, obsesiones o temas. Estos pueden ser trascendentes, nacionales o universales. pero sólo a través de las formas adquieren vivencia lite­raria y pueden enfrentar los embates del tiempo. Por supuesto, sería absurdo separar la forma del contenido: lo que intento decir es que la calidad se mide en térmi­nos formales. ya que no bastan las buenas intenciones ni los temas interesantes de un autor para lograr una obra sólida.
        Apoyándome en lo anterior, creo que nueva narrativa dominicana (prefiero esta denominación a la de “joven narrativa”), a pesar de los notorios avances que ha experimentado en los último años, aún se halla en un periodo formativo y, por tanto, tiene todavía mucho camino que recorrer para colocarse a la altura de la nueva narrativa de otros países del área.
        En Puerto Rico, por ejemplo, un país que hemos ignorado sistematicamente, se está escribiendo una narrativa magnífica, como lo prueban los trabajos de Rosario Ferré (Papeles de Pandora), Juan Anto­nio Ramos (Démosle luz verde a la nostalgia) y Luis Rafael Sánchez (La guaracha del Macho Camacho), por no mencionar los trabajos de los maestros que hoy bordean la cincuentena: José Luis González, Pedro Juan Soto y Emilio Díaz Valcárcel.
        De Cuba casi no es necesario hablar, puesto que todo el mundo sabe que los cubanos siempre han sido narradores de primer orden, narradores que figuran las zonas donde colocamos a los escritores exceurionales. Remito al lector a las obras publicadas por el Instituto Cubano del Libro y las antologías aparecidas en Madrid y México.
        Si el área del Caribe comprende Venezuela, Colombia y Centroamérica, entonces nuestra hipótesis inicial queda confirmada doblemente. Bastaría decir que un escritor como el venezolano Luis Britto García (autor de Rajatabla, un libro alucinante) no tiene nada que envidiarle a los mejores narradores del área. La antología de nuevos narradores colombianos, preparada por Femando Arbeláez, indica que Gabriel García Márquez no es el único escritor al que debemos referirnos cuando hablemos de la mejor narrativa colombiana de hoy. Asimismo, la Antología del cuento centroamericano, estructurada por el nicaraguense Sergio Ramírez, ofrece textos estupendos, bien trabajados y mejor concebidos, de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala.

        Letra Grande: ¿Cómo ve usted el tratamiento de la temática de nuestra joven narrativa?
        José Alcántara Almánzar: Se ha progresado mucho y hoy los narradores dominicanos están empleando las técnicas más actualizadas. El monólogo interior, los saltos espacio-temporales, la despuntuación y otros recursos formales son hoy empleados por los escritores jóvenes, aunque hay que aclarar que esta renovación comenzó en la década de 1960, con los trabajos de René del Risco, Armando Almánzar, Miguel Alfonseca, Rubén Echavarría y otros.
        Claro está, la asimilación de las técnicas es un proceso lento, que requiere de quien las practica una previa comprensión de las mismas. No se puede usar lo que no se conoce, impulsado sólo por el snobismo literario. Las técnicas se convierten a veces en un juguete peligroso; en una arma de doble filo. Cuando un escribiente emplea técnicas que desconoce, lo advertimos en seguida. Por eso es fácil distinguir un disparate con pretensiones “texto abierto”, de un trabajo serio y equilibrado.

        Letra Grande: En su condición de narrador y crítico, ¿cuáles autores jóvenes han alcanzado adultez en la narrativa joven dominicana?
        José Alcántara Almánzar: “Joven” es un adjetivo traicionero porque obliga a la clasificación cronológica y es terrible tener que someter la teratura a criterios de edad. Sin embargo, si por “joven” se entiende a los que oscilan entre veinte y treinta y cinco años los que ya han publicado algún libro, a los que, en una palabra, no han alcanzalo un pleno dominio de su instrumento, diré que ningún joven dominicano ha logrado la adultez en materia narrativa. Ese es el reto que tenemos ante nosotros hoy.

        Letra Grande:¿Cuáles han sido los cuentistas, nacionales y extranjeros, que más han influido en la joven narrativa dominicana?
        José Alcántara Almánzar: Entre los nacionales, muy pocos son los narradores que haninfluido en, las nuevas promociones. Aunque sea penoso admitirlo, hay que decir que los jóvenes leen muy poco, o nada, de lo que hicieron sus antecesores, actitud equivocada que se alimenta de prepotencia y sobrevaloración personal.
         Juan Bosch es el narrador que más ha influido en la nueva narrativa dominicarna, pero no por sus cuentos, sino por su ensayo “Apuntes sobre el arte de escribir cuentos”, única guía técnica para los narradores jóvenes durante muchos años. Entre los extranjeros, me atrevería a decir que Julio Cortázar es el más influyente en la nueva narrativa de nuestro país. En realidad, la mayoría de los narradores del “boom” influyen en todos nosotros: Benedetti, Cabrera infante, García Márquez, Vargas Llosa. También han incidido otros que no pertenecen al “boom”, como Jorge Luis Borges y Juan Rulfo, para quedarme solamente con dos muy importantes.

        Letra Grande: ¿Cuáles perspectivas le ve usted a la narrativa breve en la República Dominicana?
        José Alcántara Almánzar: “Promisorias sería la palabra adecuada. Todo depende, claro está, del trabajo que se realice en esta década, porque a veces las mejores promesas se pasman y caen en una parálisis de la que no logran salir jamás.

        Letra Grande: ¿Qué opinión le merece a usted el desarrollo del cuento latinoamericano y su difirsíón en Europa?
        José Alcántara Almánzar: Creo que ese desarrollo está en relación directa con la calidad de la literatura latinoamericana en general. La literatura de nuestro continente ha logrado imponerse en Europa porque supera en calidad a la europea, la cual, desde hace años, está en una fase crítica, salvo contadas excepciones, como está ocurriendo en Alemania y, hasta cierto punto, en España, pais que ha sabido aprovechar la lección americana

        Letra Grande: ¿A qué atribuye usted el poco desarrollo de la novelística dominicana?
        José Alcántara Almánzar: A escaso desarrollo de la sociedad dominicana en sentido general; a su dependencia económica, política y cultural; al reducido número de lectores para un campo tan complejo como la novela; al elevado costo de las ediciones; al alto índice de analfabetismo; a la pobre enseñanza de la literatura en la escuela dominicana; a la incapacidad de los escribientes; a la haraganería de los que pueden escribir. Hay muchas razones, pero creo que éstas constituyen las principales.

        Letra Grande: ¿Qué podría usted decirnos de su obra en sentido general?
        José Alcántara Almánzar: Nada, excepto recomendar su lectura. Dejo a otros el análisis serio, o las opiniones y juicios interesados sobre mi narrativa.

        Letra Grande: Algunos escritores han señalado que la enseñanza de la lengua española en la República Dominicana ha desmejorado. ¿Está usted de acuerdo con ese criterio? Y de estarlo, ¿cuáles serían las medidas para enfrentar este fenómeno?
        José Alcántara Almánzar: Sí, leí en el primer número de Letra Grande (páginas 40 y 41) que Juan Bosch se refirió al punto. Habría que añadir el problema de la penetración cultural, aspecto que muchas veces es ignorado, o al que no se le presta la debida atención. La lectura de Don Quijote, pongo por caso, les parece a los estudiantes una condena a trabajos forzados. A Lope de Vega lo conocen sólo por referencia, por la vía que en la capital del país lleva su nombre. Ni qué hablar de Góngora, Quevedo u otros más recientes como Unamuno, Valle Inclán, Rubén Darío, Antonio Machado, José Martí, Rómulo Gallegos, Miguel Angel Asturias, Pablo Neruda... No lo conocen aunque los hayan oído mencionar o tengan una vaga noción de ellos. Es decir que la po­blación joven no conoce a los maestros del idioma.
        En cambio, John Travolta se ha con­vertido en el héroe de nuestro tiempo. Y la televisión nos transmite series de Superrnan, Batman, La Mujer Maravilla, y otro superhéroes y mitos de la sociedad norteamericana contemporánea. Si las únicas fuentes culturales en las que bebe el pueblo son manantiales de valores desnacionalizantes, de patrones que que deforman y embrutecen, poca fuerza tendrán los valores auténticos a que debemos aspirar.
        La clase dominante no está interesada en la difusión de una cultura auténtica, pues sabe que esto sería un contrasentido a su papel histórico, que no es otro que el mantenimiento del estado de cosas imperante, a través de la alienación colectiva. por eso la escuela dominicana es cada día peor (la escuela se conforma para servir a los intereses de la clase dominante); por eso se permite la expansión de la anticultura de las telenovelas, la vulgarídad de los cómicos sin imaginación, la superchería y la mentira que en general nos ofrecen los medios de comunicación de masas; por eso, en vez de proveer de bibliotecas a todas las comunidades del pais. el Estado distrae los recursos en obras improductivas.
        En fin, es un complejo problema cuya solución es más difícil de lo que se piensa, porque implica una transformación social profunda y dolorosa. Por el momento, debemos hacer conciencia del asunto y tratar de obtener pequeñas conquistas en la casa, la calle, la escuela. Debemos defender nuestro patrimonio cultural (y la lengua española es uno de ellos), enriqueciéndolocada día.

        Letra Grande: ¿Cuál es su consejo para los jóvenes que tienen afición por la narrativa?
        José Alcántara Almánzar: Que trabajen sin cesar, porque es la primera condición de quien aspira a dominar el oficio de escritor. Que estudien y busquen en los mejores modelos literarios las claves necesarias para un aprendizaje cabal. Que sean auténticos. porque la falsedad es una odiosa lacra para un escritor. Que no se duerman al primer golpe de suerte y que nose crean genios porque hayan ganado un premio en un concurso: la fanfarronería y el endiosamiento son dos terribles escollos para un escritor que quiere desarrollarse.




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