José Emilio Pacheco
(Ciudad de México, 1939-2014)


Las aves
La sangre de Medusa y otros cuentos marginales
(México, D.F.: Ediciones Era, 1990, 136 págs.)



      Termina el otoño. Las calles de la ciudad se cubren de hojas secas. La tierra suelta un aroma distinto, como si presintiese la muerte y no su resurrección de primavera. Las aves emigran al sur. Al atardecer cruzan la ciudad junto al lago. Arde el sol poniente en las ventanas de los edificios más altos. Cegados ante el resplandor muchos pájaros se estrellan contra los cristales y caen muertos en las aceras. Otros quedan malheridos. A menudo la agonía termina entre afilados despojos en el basurero municipal o entre las llamas de los incineradores.
       Todas las noches Jack recorre las calles en busca de aves caídas. Arroja los cadáveres en un costal, para después sepultarlos en su jardín, y pone en cajitas forradas de algodón a las aves que encuentra aún con vida. Su departamento está lleno de pájaros en distintas fases de convalecencia. Algunos se entrenan ya para recobrar la facultad de vuelo. Otros apenas dan pasos inciertos. Jack los cura, los cuida y alimenta. En medicamentos, alpiste, vitaminas, en mantener el sitio limpio y a una temperatura adecuada, gasta cuanto obtiene como redactor en una agencia publicitaria.
       No hay en su casa más aparatos eléctricos que las incubadoras y una radio sólo utilizada para enterarse del clima. Los únicos libros son de ornitología y veterinaria. Para Jack significa una tragedia la muerte de un pájaro que ha llegado vivo al refugio. Ocurre pocas veces: Jack es dueño de un talento médico natural y la práctica le da una destreza incomparable. El suyo es el amor perfecto: no exige retribución, correspondencia, aplauso ni alabanza. Lo hace feliz abrir la ventana y dejar que las aves reanuden el vuelo rumbo al sur para salvarse del invierno.

       Hoy la temperatura ha descendido a cero. Jack sobrevuela la ciudad junto al lago. En el aire más alto encuentra una dicha desconocida aquí abajo. Al fin sabe qué son el júbilo y el poder de los pájaros, sentimientos tan opuestos a la angustia y la indefensión de los seres humanos. Quiere decir algunas palabras: sólo gorjeos brotan de su pico. Su amor al fin lo ha convertido en el objeto amado. Pero el sol muriente lo enceguece. Jack va a estrellarse contra el observatorio del edificio más alto. Queda deshecho en el pavimento. Sólo por las plumas será posible reconocer su cadáver.



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