Pablo
Neruda
(1904–1973)
Entrevista con Rita Guibert
Siete voces
(México: Editorial Novaro,
S.A., 1974)
Después
de presenciar en Estocolmo la entrega del Premio Nobel de Literatura 1971
a Pablo Neruda, viajé con él y con su mujer, Matilde Urrutia, hasta
Varsovia, donde se estrenaba su obra teatral Fulgor y muerte de
Joaquín Murrieta.
A los sesenta y
siete años, Pablo Neruda, doblemente consagrado como Premio Nobel y
como embajador de Chile en Francia, fue recibido calurosamente, tanto en
Varsovia como en Estocolmo, por intelectuales, reporteros y fotógrafos.
Pero Neruda, un poeta para quien “la vida es un regalo”, siempre ha
sido una personalidad carismática. Como dice Margarita Aguirre en Las
vidas de Pablo Neruda: “Es un hombre al que no se puede mirar en
vano. Deslumbran su fuerza, su calidez humana, y es como si algo
magnético, una misteriosa atracción, nos atara a su presencia.”
Cuando conocí a
Neruda, en el año 1966, en Nueva York, también era el centro de la
atracción en el Congreso del P. E. N. Club Internacional; dondequiera que
leía su poesía, ya sea en la sala repleta del Poetry Center o en una
tertulia íntima de amigos, se creaba un magnetismo entre el poeta, la
poesía y los oyentes. Sin embargo, de todos los Nerudas que he visto, al
que mejor conozco es al que entrevisté en su casa de Isla Negra, donde me
hospedé durante las dos últimas semanas de su campaña política como
candidato presidencial por el Partido Comunista de Chile. Neruda, como se
sabe, ante una izquierda dividida, retiró su candidatura para apoyar al
candidato socialista Salvador Allende.
Isla Negra ni es
isla ni es negra. Es una hermosa y elegante playa chilena situada a unos
cuarenta kilómetros al sur de Valparaíso y a dos horas en automóvil
desde Santiago. Nadie sabe cuál es el origen del nombre, pero Neruda lo
atribuye a unas grandes rocas negras, vagamente delineadas como islas, que
se ven desde la terraza de su casa. Hace treinta años, cuando Isla Negra
era un lugar completamente desconocido y desolado, Neruda compró con
dinero que había ganado con su poesía un terreno de 6.000 metros
cuadrados sobre la playa, con una casita de piedra en la cima de una loma.
“Luego la casa fue creciendo, como la gente, como los árboles.”
Neruda tiene
también otras casas, una sobre el cerro San Cristóbal, en Santiago, y
otra en Valparaíso, la cual ha sido dañada por los temblores
recientes. Para decorarlas el poeta recorre, en cualquier parte del
mundo que esté, casas de antigüedades y de trastos viejos
especializadas en demoliciones, en busca de toda clase de objetos, desde
puertas y ventanas hasta mascarones de proa, sextantes, faroles, campanas,
anclas, caracoles. Cada objeto que posee le recuerda una anécdota. “¿No
se parece a Stalin?” pregunta, señalando el busto del filibustero sur
Henry Morgan que cuelga de una pared, del comedor de Isla Negra. “Un
anticuario, en París, no me lo quería vender, pero cuando se enteró de
que yo era chileno me preguntó si conocía a Pablo Neruda. Fue así como
conseguí que me lo vendiera.”
En Isla Negra, cerca
del mar (elemento recurrente en su poesía), es donde Neruda, el “navegante
terrestre”, y Matilde, su tercera esposa (“Patoja”, como él la
llama cariñosamente, la “musa” a quien ha dedicado tantas poemas de
amor), han establecido su residencia permanente.
Alto, fornido, medio
calvo, de tez olivácea, sus rasgos más distintivos son una nariz
prominente y los ojos castaños, grandes y aletargados. Sus movimientos
son pausados pero firmes. Apoyado en un bastón de madera rústica y
cubierto de un largo poncho argentino, suele hacer largos paseos a pie
acompañado de sus dos shows. Habla con voz cadenciosa, pero sin
afectación. “El suyo es un tono muy particular, carnoso y de una
matización inacabable —escribió el chileno José Santos González
Vera—. Uno se acostumbra a su voz y al releer sus versos se la siente...
Oyendo a los indias, me vino el recuerdo del acento nerudiano.”
A Neruda le gusta
recibir a sus amigos y siempre hay un lugar en la mesa para el convidado
de último momento. Por lo general los atiende en el bar, al que se entra
desde una terraza que da al mar, pasando por un pequeño corredor. En el
suelo del corredor hay un bidé victoriano y un viejo órgano de viento;
en las ventanas, sobre hileras de estantes, una colección de botellas de
todas formas y colores. El bar, con grandes ventanales que dan al mar,
está decorado con lámparas y pinturas marinas; los muebles, como los de
un barco, están fijos en el suelo. El techo está cruzado por vigas de
rauli; en cada una de ellas el “poeta carpintero” ha escrito con tiza
los nombres de sus queridos amigos ya muertos: Federico (García Lorca),
Paul Eluard, Alberti, Miguel Hernández, Ortiz de Zárate..., los cuales
luego fueron grabados en la madera por “Rafita..., el poeta de la
carpintería”. Una fotografía de Twiggy se extiende desde el arco de
entrada hasta el suelo. Sobre una pared hay dos carteles, obras de sus
adversarios. En uno, traído de un viaje a Caracas, se lee. “Neruda, go
home”, en otro (la tapa de una revista argentina), debajo de su
fotografía dice: “Neruda, ¿por qué no se suicida?” Detrás del
mostrador, sobre el estante de los licores, se anuncia: “No se fía.”
Neruda prepara toda clase de bebidas para sus convidados aunque él sólo
toma whisky o vino. Cuenta que se acostumbró a tomar whisky durante sus
años de cónsul en la India, donde era la bebida más barata.
Las comidas son
típicamente chilenas. Algunas de ellas han sido mencionadas por Neruda en
su poesía: un caldillo de congrio, un pescado cubierto con delicada salsa
de tomates y camarones, un pastel de carne. El vino, siempre chileno, se
sirve a veces de una jarra de porcelana en forma de pájaro que canta
cuando se vierte. Durante el verano se almuerza en la galería frente al
jardín de entrada donde se destaca “El locomóvil: Tan poderoso, tan
triguero, tan procreador y silbador y rugidor y tronador!. Lo quiero
porque se parece a Walt Whitman.”
Suele leer sus
poesías a los amigos. Un mediodía, en el bar, leyó el poema “Meditación
sobre la Sierra Maestra”, de su libro Canción de Gesta. “Este
poema autobiográfico y político —explicó— se supone que ha sido
escrito en el año 2000 d. de C., cuando ya se ha completado la
Revolución Americana. El poema empieza entonces y retrocede a nuestra
era.” Después de leerlo propuso celebrar el día con un “happening”.
Para esta ocasión preparó, con cerezas y vino espumante blanco, una
bebida que tomamos sentados en un pequeño bote, Marval de Isla Negra,
que está sobre el césped de la terraza, frente al mar. Con nosotros
estaban los Solimano, viejos amigos que escondieron en su casa a Neruda en
1948 cuando era buscado por la policía porque en su famoso panfleto “Yo
acuso”, Neruda había criticado duramente ante el Senado a Gabriel
González Videla, entonces presidente de Chile...
Para Neruda no
existe una línea divisoria entre su poesía y su política. Como dijo al
aceptar la candidatura presidencial: “Nunca he concebido mi vida como
dividida entre la poesía y la política... Soy un chileno que a lo largo
de todo el siglo ha conocido las desventuras y las dificultades de nuestra
existencia nacional y que ha participado en cada uno de los dolores y
alegrías del pueblo. Soy miembro de una familia de trabajadores que
repartieron sus ásperas jornadas entre el centro y el sur del
territorio. Jamás estuve con los poderosos y siempre sentí que mi
vocación y mi tarea era servir al pueblo de Chile con mi acción y mi
poesía. He vivido cantándolo y defendiéndolo.”
Las conversaciones
que forman nuestra entrevista se llevaron a cabo en breves sesiones. Por
las mañanas, después de que Neruda tomaba el desayuno en su cuarto,
nos reuníamos en la biblioteca, en un ala nueva de la casa. Yo esperaba
mientras él contestaba su correspondencia, componía un poema o corregía
las galeradas de una nueva edición chilena de su libro Veinte
poemas de amor y una canción desesperada, publicado por primera vez
en 1924, y del que se han vendido más de dos millones de ejemplares. Los
poemas nuevos los escribe, con tinta verde, en un cuaderno. Puede componer
un poema larga en un tiempo breve haciendo sólo pequeñas correcciones.
Luego Homero Arce, su secretario y amigo desde hace más de cincuenta
años, transcribe los poemas a máquina. Solíamos encontrarnos para
trabajar en “la covacha”, un pequeño cuarto de la biblioteca. Neruda,
pausadamente, contestaba a mis preguntas como hablando para sí. La única
vez que lo vi impacientarse fue cuando su sobrina Alicia Urrutia lo
interrumpió, en el momento en que estaba describiendo apasionadamente la
historia de Chile, para anunciarle que tenía un llamado telefónico
urgente. (El único teléfono de Isla Negra está en la hostería, a unos
cinco minutos a pie de la casa.)
Por las tardes,
después de su siesta diaria, sentado en un banco de piedra que está
frente al mar, Neruda hablaba sosteniendo en sus manos el micrófono de la
grabadora, la cual recogió, además de su voz, “la voz del mar” que
“retumba como un combate antiguo”, que “canta y golpea”, que “no
está de acuerdo”.
¿Por qué cambió su nombre y por qué eligió el de Pablo Neruda?
Ya no me acuerdo de
qué se trata. Yo tenía 13 o 14 años. Recuerdo que a mi padre le
molestaba mucho que yo escribiera, con la mejor de las intenciones; porque
él pensaba que eso de escribir llevaría a la destrucción de la familia
y de mi persona, y que, especialmente, me llevaría a la inutilidad más
completa. Es decir, él tenía su razón doméstica para hacerlo, razón
que no pesó mucho en mí, en mi vocación. Y una de las primeras medidas
defensivas que adopté fue la de cambiarme de nombre.
¿Eligió Neruda por el poeta checo Jan Neruda?
No me parece haber
conocido el nombre del poeta checo. Eso sí que por aquellos años leí
un pequeño cuento de él. Nunca he leído su poesía. Pero él tiene un
libro que se llama Cuentos de Mala Strana, cuentos sobre la gente
modesta de ese barrio de Praga.
Es posible que haya
salido de ahí mi nuevo nombre. Como le digo, el hecho está tan alejado
en mi memoria que no lo recuerdo. Sin embargo, los checos me consideran
como uno de ellos, como parte de su país.
Desde ese tiempo
tengo una vinculación muy amistosa con los checos.
¿Sabe que Pablo en hebreo quiere decir “el que dice cosas bellas”?
¿Está segura de
eso? Debe ser el otro Pablo, el compañero de Cristo.
¿Es esta su primera campaña presidencial?
Yo he acompañado a
los candidatos de izquierda a la presidencia en sus giras por todo el
país. Acompañé a don Pedro Aguirre Cerda, en 1938. Fue el triunfo del
Frente Popular, el primer gobierno de izquierda que ha habido en la
historia de este país. Había alianza de comunistas; radicales,
socialistas, etc. Desde entonces yo he seguido acompañando a los otros
candidatos en sus giras. El candidato actual del Partido Socialista,
Salvador Allende, ha hecho tres campañas anteriores en las que no ha
salido victorioso. Yo lo he acompañado en esas tres campañas
presidenciales a través de todo el país, desde Arica hasta más allá
del estrecho de Magallanes.
¿Es esta su primera campaña presidencial para Pablo Neruda?
La primera y la
última.
¿Quiénes son los
poetas políticos que aspiraron a la presidencia y triunfaron?
Nuestro tiempo es
una época de poetas gobernantes, Mao Tsé-tung, Ho Chi Min. Es claro que
Mao Tsé-tung tiene otras cualidades; como sabe, es un magnífico nadador,
cosa que a mí me falta. También hay un gran poeta que es presidente de
una república africana (Senegal), Leópold Senghor, y hay otro que
escribe en francés, un poeta surrealista, que es el alcalde de Fort de
France, de la Martinique, Aimé Césaire. Los poetas han intervenido en mi
país siempre en política. Nunca hemos tenido un poeta presidente de la
República. En América Latina ha habido escritores que han sido
presidentes. Un gran escritor venezolano, Rómulo Callegos, fue
presidente de la República de Venezuela.
¿Cómo hace sus campañas presidenciales?
En general, el tipo
de actos que hacemos nosotros en esta campaña comienza en los grandes
centros urbanos de Santiago, sobre todo en las grandes barriadas
populares donde hay cientos de miles de habitantes. Se coloca un tablado,
donde uno sube. Primero se ban presentado ahí canciones folklóricas,
luego una persona del comando explica el alcance estrictamente politico
de nuestra campaña. Mi tono para hablar con la gente del pueblo es mucho
más amplio y menos organizado, es un tono más poético. Termino casi
siempre leyendo poesía, Si no leyera poesía la gente se iría
decepcionada. Naturalmente, quieren también escuchar mi pensamiento
politico, pero no abuso de esta parte política o económica porque pienso
que además tienen necesidad de otra clase de lenguaje.
Eso se ha dado en los Estados Unidos con Norman Mailer y Eugene
McCarthy.
No sabía yo. Yo
siempre he admirado a los antiguos trovadores y entre los poetas
norteamericanos a Carl Sandburg, que tocaba la guitarra y leía sus
poemas. Eso me ha gustado mucho. Hubiera querido hacerlo yo mismo, pero
tengo tan pésimo oído musical que ni siquiera sé entonar la melodía
más sencilla. Me ha sido negado ese don, pero lo que más me gustaría
sería tenerlo.
¿Cómo reacciona el pueblo cuando le lee sus poemas?
Yo tengo siempre una
gran confianza en el pueblo, y el pueblo chileno me conoce mucho. Tengo
que decir que me quiere de una manera emocionante. Nó podría contar
los detalles porque serían muchos. Reaccionan estupendamente, de tal
manera que casi no puedo entrar ni salir de algunos sitios. Tienen que
ponerme una guardia especial que me proteja de los abrazos de la gente
porque se precipitan alrededor mío. Esto me sucede en todas partes.
¿No necesita guardaespaldas?
No, no se trata de
la guardia que me proteja de un ataque, sino al contrario. Por ejemplo,
entrar al automóvil es una gran dificultad para Matilde y para mí,
porque la multitud nos empuja de un lado a otro, impidiéndonos, con su
efusión, la libertad de movimiento.
¿Existe el temor al ataque físico?
No, ese temor no
existe, ni para los candidatos ni para los presidentes. Nuestros
presidentes andan sin escolta en la calle todos los días.
¿Existe la posibilidad de una unidad de la izquierda?
Sí, la vamos a
tener antes de una semana.
¿Cree que será elegido?
No creo, no lo sé
tampoco. Nosotros somos muy poco personalistas en el sentido político, y
estamos dispuestos al retiro de mi candidatura en bien de la unidad. Lo
importante es la unidad popular porque de otra manera no hay posibilidad
de victoria. Aquí, los partidos de izquierda, si van separados a la
elección no pueden afrontar las grandes fuerzas de la derecha
tradicional, que tiene un candidato fuertemente apoyado,
económicamente. Y el otro candidato, el de la Democracia Cristiana, es
el candidato oficial del partido del gobierno. Son cosas poderosas.
Está, primero, el dinero, y luego una candidatura oficial que puede ser
ayudada directamente por el gobierno. Sólo un gran movimiento que una a
todos los sectores de la izquierda puede ganarle a estos dos candidatos.
¿Cuáles serían sus primeras medidas si fuese elegido presidente?
Está todo escrito
en un programa que han suscrito todos los candidatos de izquierda. Es muy
largo detallar, pero desde luego está la nacionalización de las riquezas
naturales del país. Este país tiene la mina de cobre más grande del
mundo, Chuquicamata, y es propiedad norteamericana. La compañía de
teléfonos es norteamericana, la compañía de electricidad es
norteamericana. Los chilenos, cuando encendemos la luz todas las noches,
estamos pagándoles a algunos accionistas que están en Nueva York o en
Detroit que no saben ni que existen los chilenos. No lo digo en forma
trágica, porque esto es más bien cómico. Que en 1970, casi llegando al
año 2000, persista este sistema de coloniaje, es increíble. Las
nacionalizaciones son medidas de sentido común y yo creo que los
norteamericanos las esperan.
Pero el país, ¿está preparado para hacerse cargo de esas
compañías?
Como todas estas
cosas han cambiado, ya se han superado los problemas, y se sabe que esto
va a pasar. ¿Para qué hacer las cosas en forma que nos peleemos todos?
Todo se debe hablar, notificar, tratar, pero no se puede ceder. Muchas de
las compañías de este país han pagado todas las inversiones y los
técnicos durante mucho tiempo. Por ejemplo, en nuestras grandes minas de
cobre queda muy poco personal norteamericano. En algunas no llega ni a
cinco personas.
¿Son técnicos?
Son algunos
técnicos los que quedan, pero todo lo demás lo hacen técnicos
chilenos porque son industrias muy antiguas y los chilenos tienen amplios
conocimientos técnicos. Si se refiere uno a las represalias económicas,
no estamos ya en el tiempo de las represalias económicas. Tienen que
entender los países imperialistas que ha pasado la época de los imperios
y que ni las represiones políticas ni las económicas tienen sentido en
nuestra época. Hay que buscar, aunque duelan, estas medidas, el
entendimiento. Es decir, nosotros no queremos, porque vamos a
nacionalizar las minas, un rompimiento con el gobierno norteamericano ni
con los Estados Unidos, No. Tenemos que seguir entendiéndonos, y
entendiéndonos mejor en materia económica y en todo lo demás sobre la
base del respeto mutuo, político y económico.
Si llegara a ser presidente, ¿habría libertad de prensa?
Desde luego que hay
un acuerdo, un programa del gobierno popular que garantiza la libertad
de prensa. Nuestro gobierno popular estaría hecho de una conjunción de
partidos, es decir, será un gobierno pluripartidista, lo que asegura la
diversidad y riqueza de la experiencia de cada una de las corrientes
populares. Nosotros garantizamos en ese programa de gobierno la libertad
de prensa y de opinión.
¿Se siente preparado económica, política y socialmente para el cargo
de la presidencia?
Como ya he dicho,
este cargo y nuestro programa es un programa antipersonalista. Se trata de
hacer un gobierno colegiado y colectivo. No faltarán técnicos y
especialistas para cada materia. No depende de que el presidente sepa más
o menos. Naturalmente que no puede ser ni un ignorante ni un idiota. Pero
tampoco puede ser un monarca que disponga todo cuanto se hace, todo cuanto
se propicia. No, un presidente en esta época moderna tiene que tener
consejeros, tiene que tener especialistas, y éstos abundan en nuestro
país. Esto está escrito en nuestro programa. La vigilancia la tendrán
las mismas fuerzas populares para que se realice el programa que se ha
prometido al pueblo chileno. Así que por este lado yo no tengo ningún
miedo. En el remoto caso que yo fuera el elegido no tengo ningún problema
personal sobre esto. No me parece a mí que porque yo soy un poeta esté
predestinado a no ser presidente de la República. No creo que sea una
cosa muy agradable ser presidente de la República, pero los poetas
pueden gobernar con el mismo derecho que los ingenieros, o los
industriales, o los abogados, o los políticos, o los militares, que
tantas veces han usurpado el poder por la buena o por la mala. En fin, yo
creo que un poeta también tiene el derecho a creer que puede cumplir sus
deberes con su pueblo y con el sentimiento de amor y de justicia que al
menos debieran tener todos los poetas.
En el año 1933, en una de sus cartas al cuentista argentino Héctor
Eandi le decía: “Políticamente no se puede ser ahora sino comunista
o anticomunista. Las demás doctrinas se han ido desmoronando y cayendo.”
¿A qué doctrinas se refería?
No recuerdo esa
carta, pero supongo que me refería a las doctrinas anarquistas que
tuvieron tanta importancia en una época de mi vida.
Ese pensamiento, ¿tiene validez en la actualidad?
El mismo pensamiento
cuenta en cierta forma, no lo podría decir tan dogmáticamente como en mi
juventud, pero más o menos. El anticomunismo significa siempre un
pensamiento reaccionario aunque se vista de apoliticismo o de
izquierdismo.
¿Tiene el Partido Comunista muchos adeptos entre la juventud?
Muchos. La juventud
comunista pasa en este momento por su más alto periodo de auge en la
historia de nuestro partido. Sólo en Santiago tiene más de 25.000
adherentes.
¿Y el MAPU? (Movimiento de Acción Popular Unitaria)
El MAPU es una
fracción de la Democracia Cristiana. Son los de la izquierda católica,
un pequeño partido que está recién comenzando a actuar en la vida
política. Se han separado del Partido Demócrata Cristiano recientemente.
Son muy interesantes políticamente. También están los grupos
izquierdizantes.
¿Son éstos los más rebeldes?
Estos tienden al
terrorismo y las acciones directas. Son supervivientes del viejo
anarquismo y también tienen que ver con los movimientos juveniles
mundiales de esta época.
¿Qué opina de esos movimientos?
Yo hallo que tienen
un principio de gran salud física. Es importante que la juventud sienta
rebeldía. Ahora, si esta rebeldía juvenil encauza a la acción
individualista, personal, directa, desligada de las organizaciones,
desligada del pueblo, sobre todo desligada de la clase obrera, entonces va
mal. Si esta juventud después de su rebeldía tiende a la comprensión
del movimiento obrero y de las grandes organizaciones de la izquierda,
entonces está bien. ¿Qué pienso yo? Muchos de estos jóvenes que no son
una gran cantidad, por lo menos en este país, son jóvenes de las
universidades, casi siempre de familias acomodadas, de la burguesía, de
la pequeña burguesía más próspera Estos jóvenes, que no son muchos,
como digo, lograrán alguna vez . integrarse a las demás fuerzas
populares. De otra manera ellos pasarán de la extrema izquierda a ser
campeones de la derecha, campeones del conservantismo, de la burguesía.
Porque esta oscilación pendular de la juventud siempre ha existido. Yo
vengo de una generación en que todos éramos anarquistas. Traduje los
libros anarquistas cuando tenía 16 años. Del francés traduje a
Kropotkin, a Jean Graves y a otros escritores anarquistas. Leía solamente
a los grandes escritores rusos de tipo anárquico, como Andreiev y otros.
En aquel tiempo, nosotros, jóvenes anarquizantes, comenzamos a
descubrir por nuestra propia cuenta que era indispensable una unión con
el movimiento del pueblo, que en ese momento también era de tendencia
anarquista. Era la época de la IWW (Industrial Workers of the World), y
casi todos los sindicatos pertenecían a esa tendencia, que representaba
creo Harry Bridges, uno de los últimos en Estados Unidos. Este grupo de
anarquistas, que tuvo mártires como Sacco y Vanzetti en Estados Unidos,
también en América Latina tuvo enorme importancia. Pero, ¿qué pasó
con la juventud de la época que participaba aun del terrorismo y que
predicaba, como yo mismo lo hacía, el sabotaje, el boicot a las
elecciones, la oposición a los movimientos organizados? ¿Qué pasó?
Unos comprendimos que nuestro camino estaba en la organización, estaba al
lado del movimiento obrero, y otros pasaron directamente a servir los
intereses de la gran burguesía, del capitalismo y del imperialismo. Con
el tiempo se pueden repetir también estos fenómenos. Esta juventud o se
integrará al movimiento popular o se integrará a los enemigos del
movimiento popular.
¿No podrían formar un nuevo frente independiente?
¿Independiente de
qué? ¿Del proletariado? No creo. En todo caso sería un frente
divisionista que no tendría ninguna cabida, puesto que son muy grandes
los otros movimientos para que uno más o posibles pequeños grupos
lleguen a tener importancia.
¿Cómo se explica que el Partido Comunista chileno sea el de más
importancia en Latinoamérica?
Tuvimos nosotros un
gran organizador, se llamó Luis Emilio Recabarren, un hombre gigantesco,
que fundó hace ya 45 o 50 años la prensa obrera chilena. Es decir,
periódicos pequeños que expresaban las inquietudes del pueblo chileno.
Él fundó los primeros sindicatos, las grandes federaciones sindicales, y
él fundó también el Partido Comunista. Fue un hombre extraordinario. Es
un hombre venerado por el pueblo de Chile. Se le considera como un padre
de la patria. Este hombre sentó en su apasionante lucha la base de un
partido orgánico, de un partido incansable qué no se ha desviado ni
hacia la derecha ni hacia el izquierdismo. Que ha buscado siempre el
camino para enfrentar a los enemigos populares y poner la concentración
de su fuerza y su lucha en el apoyo a las masas obreras y campesinas, y
este partido ha ido creciendo en tamaño y en prestigio.
¿No es esta la primera candidatura comunista en unos 38 años?
Sí, desde hace
mucho tiempo nos hemos abstenido a presentar candidato. Pero ya era
necesario que lo hiciéramos. Hemos acompañado a otras fuerzas para que
saliera de los partidos populares una candidatura. Esta vez lo
presentamos nosotros.
¿Tienen hoy más posibilidades?
Somos el partido
mayoritario de la izquierda de Chile, por lo tanto tenemos tantas
posibilidades como los demás partidos.
¿Justifica la violencia?
Hay violencia y
violencia. En los países que están dominados por el terror y la
violencia fascista yo justifico todos los medios para salir de esa
situación. ¿Qué posibilidades hay cuando gobierna gente delincuente
como en el caso de Papá Doc en Haití? Ahí están llenas desde hace
mucho tiempo las cárceles de presos políticos, como en el Paraguay. Cada
pueblo debe escoger su camino. No se puede decir “no creo en la
violencia” como un axioma general político. La violencia, es decir, la
unión de las fuerzas revolucionarias en un país para cambiar el orden
establecido, puede ser precedida por una conjunción de fuerzas que
acompañen un movimiento de esta clase. Pero la violencia creada
individualmente, solitariamente, en general resulta fracasada y además
posibilita la represión antipopular. Sin contar que muchos de los actos
terroristas son organizados desde hace siglos por la policía.
¿Sería necesaria le violencia en Chile?
No podemos ni
siquiera pensar en tal cosa puesto que podemos hablar y decir cuanto
queremos. Sería demencial propiciar una solución de violencia.
Usted ha pasado momentos muy difíciles en Chile...
Son momentos escasos
en la historia de Chile y nosotros los chilenos conocemos mucho nuestra
historia. Sabemos que cualquier represión de la clase que yo sufrí (yo
pagué consecuencias y fui perseguido) es un estado transitorio, y siempre
el que hace la represión, el que hace la violencia, la paga. Es decir
que el acto de violencia, viniendo de los gobiernos de Chile, en vez de
fortificarlos los debilita profundamente.
¿Cree que el socialismo podría rescatar a la América Latina del
colonialismo y subdesarrollo, y por qué?
Naturalmente que el
único sistema que puede rescatar a la América Latina de su tremendo
atraso es el socializo. Hay que superar todos los ensayos que se han hecho
en estos países, casi siempre dirigidos más bien a mantener la
explotación colonial y la sangría de nuestros pueblos hacia la
metrópoli del capitalismo. El socialismo tiene una fuerza creadora,
representa una revolución de tipo que se acomoda enteramente a los
problemas de América Latina. Tenemos además un continente sin grandes
tradiciones, por lo tanto la fertilidad creadora del socialismo tendrá
-aquí una nueva forma, tendrá características extraordinarias.
Es decir, tendrá una línea propia, sin ser ni la rusa, ni la
maoísta, ni la castrista.
El marxismo nos
enseña que el desarrollo de la sociedad tiene que adaptarse a su
historia, a su medio, a toda la vida de su gente, no tiene por qué seguir
ningún modelo. Pero tiene que contar con la experiencia de los pueblos
que han hecho su revolución. Tenemos en la América Latina la
Revolución Cubana, no podemos decir que ella sea un modelo arquetipo de
ninguna otra. Naturalmente, nosotros los chilenos vivimos en un país muy
diferente a Cuba y tenemos otras características en nuez desarrollo,
tanto cultural corno económico. Una revolución en Chile la encontraría
en un estado mucho más avanzado que el que tenía Cuba antes de su
revolución. El pueblo chileno es eminentemente creador, es eminentemente
capaz de emprender cualquiera de las técnicas. Nuestros obreros
especializados y nuestros técnicos están en todas partes del continente
latinoamericano aceptados muchas veces corno especialistas o como
técnicos consejeros de empresas. Cuba era país de un solo producto, el
azúcar, y los gobiernos anteriores a la revolución descuidaron la
industria de, tal manera que la revolución sorprendió a Cuba con un alto
porcentaje de gente que no podía hacer en las fábricas lo que pueden
hacer, por ejemplo, los obreros, os trabajadores y los técnicos de Chile.
El hecho mismo de que Cuba en este tiempo haya emprendido dentro de sí
una transformación en este sentido, dando otros caminos y despertando el
sentido de la industria, ha sido también un gran éxito en la revolución
cubana.
Usted ha dicho que Estados Unidos sigue siendo una amenaza para
América Latina. ¿Por qué?
Desgraciadamente yo
soy un hombre pacífico y todos estas conceptos son muy desagradables pero
verdaderos. La historia misma del desarrollo industrial y económico de
los Estados Unidos ha tomado un carácter expansionista desde hace mucho
tiempo. Y hemos sido no sólo amenazados sino agredidos muchas veces. La
historia de la América Latina está llena de esta clase de a que han
dejado naturalmente huellas muy profundas en nuestros pueblos. En los
últimos años la doctrina del imperialismo, tan acentuada en los Estados
Unidos, se ha visto fortificada con teóricos que hasta han llegado a
justificar empresas tan atroces como lá guerra de Vietnam. No sé por
qué, no encuentro razón teórica atendible para pensar que si el
imperialismo norteamericano ha ido a lugares tan distantes de su
territorio, como Vietnam y Corea, para implantar sus teorías y para
implantar su dominio, por qué no lo seguiría haciendo dentro de nuestra
América latina que está mucho más cerca y que ha sido considerada por
los imperialistas norteamericanos como terreno propio, como su
retaguardia. Los pactos militares que han hecho con los países de
América Latina no tienen nada que ver con el asentimiento de nuestros
pueblos, son eminentemente pactos destinados a conducir una política
agresiva para unirnos al cauro de esta experiencia agresiva y amenazante
de los politicos y militares. Además, tenemos la experiencia muy cercana
de Santo Domingo y de Cuba. Antes tenemos Nicaragua, México,
Centroamérica, Panamá; en fin, es una historia muy larga. Pero
recientemente estas cosas todavía llegan más lejos con el famoso informe
de Nelson Rockefeller. En una época Nelson Rockefeller pasó por una
persona de actitud intelectual, de inquietudes artísticas, y recuerdo que
durante la gran guerra contra el fascismo Nelson Rockefeller pareció
ser para muchos un amigo de América Latina. En los últimos años él se
ha pegado al carro de Johnson. Últimamente ha servido al presidente Nixon
para una empresa de tipo colonizador. El informe de Rockefeller al
presidente Nixon, que hemos leído, ha sido publicado en muchas partes, es
un prodigio de endurecimiento político, y de desconocimiento total de
nuestras reacciones morales, históricas y emotivas. El aconseja ahora
el apoyo americano a los gobiernos militares en una forma franca y
pretendiendo que estos gobiernos son una fuerza constitutiva que puede
servir para implantar cierto tipo de justicia social que fuera aceptada
por los norteamericanos imperialistas de hoy. Es decir, Nelson
Rockefeller, con ser un hombre de 1970, que sabe de su antiguo y perdido
prestigio, reincide en la política que inauguró Theodore Roosevelt, que
se llamaba la política de big stick, es decir, de fomentar las
castas militares con todo lo que esto significa para América Latina de
caudillismo, de golpes anticonstitucionales. Fomentó también la
división y el espíritu militarista agresivo entre las naciones
latinoamericanas. Es esto una prueba que los latinoamericanos tenemos muy
poco que esperar de la política norteamericana hasta que ésta no se
modifique de una manera integral y racional. Es decir, cuando Estados
Unidos tome en cuenta la experiencia actual, lo que está pasando entre
su juventud, entre sus intelectuales, en sus universidades, vea la
reprobación que en su propia, patria merecen sus actos agresivos,
entonces, cuando tome en cuenta y se formule de nuevo la nueva política
que pueda unir a nuestro continente podríamos comenzar a establecer
muchos actos de colaboración. Por el momento la política general de los
Estados Unidos no sólo es agresiva contra nosotros sino contra- la
mayoría de los pueblos del mundo. Se ha constituido como una
superpotencia que cree necesaria la implantación de su poder sin límites
precisos, mucho más allá de su propio territorio. Esto es lo grave. Este
capítulo es muy largo y tendríamos que volver muchas veces sobre él.
Hablar de
imperialismo puede parecer un toque demagógico, sobre todo para el
observador europeo o para el observador apolítico, pero nosotros, en
América Latina, sabemos a qué atenernos, hemos sufrido la consecuencia
de la intromisión de los Estados Unidos en casi todos nuestros países.
Aquí mismo, y no voy a hablar yo por mí mismo, el senador Renán
Fuentealba, senador del Partido Demócrata Cristiano, es decir del
gobierno chileno, que tiene íntimos vínculos con los políticos
norteamericanos y con su gobierno, acaba de decir en una denuncia
pública que la CIA está tratando de provocar un golpe militar en Chile.
Esto no lo digo yo, no lo han dicho los comunistas, ha sido denunciado
por un senador del gobierno, de un gobierno que no se caracteriza por
ningún espíritu antinorteamericano. No se ha investigado totalmente
esta denuncia. Sin embargo, el senador demócrata cristiano, que es el
partido único del gobierno, ha hecho esta denuncia. Quiere decir que él,
y su partido y el gobierno de Chile tienen antecedentes bastante claros
para hacer una declaración de esta especie. Naturalmente, prueba otra vez
el peso de la influencia dañina de la política norteamericana en
nuestros países, el hecho mismo de que esta denuncia no haya continuado
investigándose. Un espíritu de independencia y de dignidad hubiera
aconsejado al gobierno investigar y mostrar a la opinión nacional lo que
haya de verdadero en estas aseveraciones del senador demócrata
cristiano.
¿Cree que se puede llegar a una conciliación entre las potencias?
Yo soy partidario
del entendimiento, soy partidario de la paz. La conciliación de principio
entre capitalismo y socialismo es otra cosa. Son dos organismos que luchan
por probar la eficacia de su sistema. El capitalismo está en retroceso,
estamos presenciando su decadencia. El socialismo es una fuerza nueva en
la humanidad, con poderes visiblemente superiores al capitalismo que se
basan en una comprensión más inteligente de las relaciones entre los
seres humanos y también de los medios de producción y de distribución
de la riqueza entre los hombres. Yo creo que no se trata de conciliación,
pero debe tener el respeto necesario para coexistir. A mi me dijo una vez
mi viejo amigo Ehrenburg que estando él en Nueva York se propuso hablar
con un millonario norteamericano. Le buscaron el millonario más
millonario para que hablara con un soviético. Conversando con Ehrenburg,
el millonario le dijo: “No se haga usted ilusiones, nosotros no le
tememos a sus bombas, a lo que le tenemos miedo es a sus cacerolas. A las
cacerolas de la Unión Soviética.” Creo que, esto es bastante
comprensible. Mientras las cacerolas estén llenas, mientras que las ollas
estén en las cocinas de los países socialistas, se está probando que un
sistema nuevo de economía en el mundo tiene eficacia, tiene éxito,
camina. Y el supermillonario tenía mucha razón. Ehrenburg estaba muy
complacido de su franqueza.
¿Cree usted que habrá una revolución en lo Estados Unidos?
No es inminente,
pero hay, un estado de rebelión pronunciada en los Estados Unidos. Yo no
sé dónde va a ir, pero me parece que por lo menos esta toma de
conciencia intelectual de los jóvenes y de los universitarios tiene que
pesar alguna vez en la dirección del estado y en las condiciones en que
se desarrolla la vida histórica de los Estados Unidos. Es el comienzo de
una etapa, es el primer comienzo de una etapa. No sé cuándo será la
segunda parte de esta etapa, ni cuándo será la tercera, eso depende de
los norteamericanos. No se puede determinar por receta. A mí me parece
que. el capitalismo está haciendo crisis no sólo en los Estados Unidos
sino en muchas partes. De inmediato se puede ver que hay una crisis moran
enorme dentro del norteamericano de vida. The American way of Life
no ha traído exactamente con la prosperidad la felicidad, pero sí, en
muchos casos, la desesperación de la gente norteamericana.
¿A qué lo atribuye?
Me parece que es una
crisis del sistema capitalista. Se ha fijado como meta una prosperidad
basada en una serie de leyes feroces que están estallando. A mí me
parece que esta crisis del sistema general está llegando a todo el mundo.
La guerra de Vietnam ha puesto ante la humanidad un hecho verdaderamente
inaudito. Que todas las energías, la riqueza de un gran país como los
Estados Unidos se dediquen al exterminio de una población lejana,
desconocida para los jóvenes nortes que son enviados a matar y a morir,
es un hecho que ha iluminado can la sangre vertida la conciencia
adormecida de gran parte de la humanidad. La tragedia de Vietnam iluminó
de tal manera que despertó en los Estados Unidos, en cierta parte de los
Estados Unidos, un sentimiento de culpa que se fue extendiendo y que
provocó muchas cosas; por una parte, la rebeldía de los jóvenes, y por
otra, la desesperación. Yo atribuyo a la guerra de Vietnam ese poder
catalizador. Nunca se vio una guerra más injusta, nunca se vio al hombre
cometer desmanes colectivos tan extraños y crueles. Pero al mismo tiempo
tuvo que causar la reflexión instintiva del intelectual. Por qué un
país que tuvo tan extraordinarios pensadores como Thoreau, o como
Whitman, o como tantos otros, que prácticamente extendieron la medida
humana, cómo un país así, que también se puso a la cabeza de la
revolución industrial, que hizo tantas cosas extraordinarias en el
dominio del conocimiento y de la cultura en los años previos a la
guerra, pudo llegar a superar a Hitler en barbarie e inhumanidad. Los
Estados Unidos fundaron esa inmensa capital de sueños que fue
Hollywood, adelantando la cinematografía, que sin ese impulso podría
haber tardado un siglo en desarrollarse. En fin, se esperaban tantas
extraordinarias proezas de los norteamericanos (que se han cumplido a
veces, como las exploraciones a la luna) que, uno se pregunta: ¿Cómo ese
país puede dedicar todas sus fuerzas al exterminio y al terror? Bueno,
a mí me parece que tal pregunta que se hizo el ser humano b llevó
también a dudar del sistema, del establishment, dudar de la verdad que se
le decía, y empezó a producir la amargura, el escepticismo y muchas
veces la desesperación que se ven en la vida norteamericana. Además,
la ola infinita de terrorismo, de atentados criminales, como la muerte de
Luther King, del presidente John Kennedy, del senador Robert Kennedy, y
las masacres hechas por muchachos, criminales de nuevo tipo, increíbles,
desinteresados, demoniacos, como aquel sobre el cual escribió Truman
Capote, In Cold Blood, o el crimen de Charles Manson, no son
casos tan aislados, se encadenan unos a otros formando un hilo que tiene
que ver con la crisis moral del sistema, c si una perversidad que sale a
flote, pero que estaba ya plantada de alguna manera en la vida de una
sociedad que se fue echando a perder, que se fue pervirtiendo. Por lo
tanto esta pregunta sobre la que estamos haciendo reflexiones tan
descosidas se relaciona con la otra pregunta: ¿habrá una revolución?
¿Esta revolución, quiénes la harán? Si no intervienen las grandes
masas obreras en la toma de conciencia, esa revolución' será
postergada. La revolución no la pueden hacer los estudiantes en ningún
país. Pueden tener la conciencia de que anda mal el mundo, pero la tuerza
organizada de un movimiento tiene que venir del pueblo mismo. Y eso yo
no lo veo aún en los Estados Unidos. En el pueblo negro se ha visto un
gran despertar, y es posible también que una próxima organización se
revelaría interesantísima e importantísima en el desarrollo mismo de
esta revolución, pero más allá no conozco, no sé, no estoy informado.
¿Qué opina de la situación cubana actual?
La Revolución
Cubana es un hecho bastante grande e importante como para que nosotros,
los escritores de mi generación, no tengamos otra obligación que
defenderla. El hecho cubano tiene una importancia asombrosa en la vida de
la Amé rica Latina. Es tal vez el acontecimiento más decisivo en
nues tra historia desde los movimientos de la Independencia de 1810.
Naturalmente la vida de la Revolución Cubana se ha visto perturbada por
una serie de factores que han puesto en grave peligro la revolución, la
que ha necesitado toda su vitalidad para sobrevivir, especialmente la
extensión del boycott que le han impuesto los gobiernos
latinoamericanos por imposición del Departamento de Estado. Esto ha sido
trágico. Lo primero que debíamos haber hecho fue aumentar nuestras
relaciones con Cuba, haber conocido los progresos de esta gran experiencia
nueva en el continente, haber tenido todas las relaciones nece sarias
como para conocer el proceso de la revolución. Ahora pasan cosas tan
grotescas como esta: para ir a Cuba, la sobrina del ex presidente Jorge
Alessandri (ahora nuevamente candidato presidencial de la derecha) tuvo
que partir de aquí a Madrid, de Madrid a Praga, de Praga a Cuba, en donde
estuvo una semana. Para volver tuvo que volar de la Habana a Madrid o
Londres, de ahí a Praga, de Praga a Buenos Aires, de Buenos Aires a
Chile. Es decir, que un vuelo de unas diez horas toma de cuatro a cinco
días para hacerlo de ida y vuelta. Estos son los frutos ridículos del
aislamiento y bloqueo impuestos a Cuba. Pero todos los que aplauden estas
medidas son los que se quejan de la Cortina de Hierro y de las
dificultades que crea a les escritores; mientras se está imponiendo sobre
Cuba una especie de cerco inaceptable, medieval, destinado a desconocer su
pro, greso y matarlo por hambre. Esto es completamente grotesco además de
ser injusto. El hecho de que no se pueda ni visitar, ni comerciar, ni
tener relaciones diplomáticas con un país latino americano con gente
tan cercana a nosotros, como parientes nuestros que hablan nuestro idioma,
con una historia común, me parece, verdaderamente, el colmo. Y todo
porque gobernantes como Johnson o Nixon y los capitalistas criollos no
gustan del sistema político de ese país. Esto es completamente grotesco.
Ellos son dueños de darse el régimen que quieren. Los chilenos estamos
muy atentos a las experiencias de la Revolución Cubana y miramos con
inmensa simpatía su creciente desarrollo.
¿Y el Che Guevara?
El Che Guevara ha
llegado a ser un mito. Fue un hombre de mucha valentía y de mucho
interés. Queda poco por decir porque todo se ha dicho. Ha pasado a ser un
mito mundial y una influenció activa y creadora del siglo xx. Muy
doloroso su destino. Fue asesinado en un país que pronto levantará
monumentos en su honor.
Volviendo a Cuba, ¿no podría compararse su bloqueo con el de las
Alemanias?
Ah, esto es
distinto. En un país hay un estado socialista y en el otro un estado
capitalista. Además se estaba haciendo desde la Alemania Occidental una
intensa campaña para destruir desde allí el estado de la República
Popular Alemana. El muro es antipático, pero yo creo que fue necesario.
Mientras tanto la Alemania democrática, la Alemania Oriental, se ha
elevado como una de las más grandes potencias económicas del mundo;
creo que ocupa el noveno lugar entre los países productores. Es
milagroso que a pesar de tener al lado la Alemania Federal con su gran
impulso y la enorme ayuda de los Estados Unidos y de los monopolios, este
país haya salido de la destrucción, de las ruinas, y haya logrado
tantos éxitos con la nueva sociedad que ha construido. En general, todas
las fronteras entre pueblos deben terminar. Pero hay algunas más
dolorosas que otras. Supongo que lo que ha estado pasando en Alemania
habrá causado prácticos problemas humanos, inmensos problemas, pero me
parece que por estar tan próximos geográficamente no quedaba más
remedio que esta separación. Mientras que no se reconozca a esa Alemania
y no haya respeto mutuo desgraciadamente tiene que ser así. Por eso lo
que queremos en América son relaciones diplomáticas con Cuba,
reconocimiento de la Revolución Cubana y del estado cubano, del estado
actual de la nación cubana, tal como es, con su revolución y su
república.
¿Ha producido la tecnología una crisis de valores de la cultura
humanística?
Bueno, hay gente que
cree que la tecnología se va a tragar al hombre. Yo no creo tal cosa.
Recuerdo cómo los agricultores ingleses, y también los norteamericanos,
combatían el ferrocarril. La tecnología es una necesidad absoluta del
avance de la humanidad. El desarrollo de la tecnología no tiene por qué
comerse al hombre. Este miedo del adelanto técnico y de las proyecciones
que pueda tener es un miedo cósmico, con un carácter de superstición
tan grande como el de las tribus prehistóricas. Ahora hemos llegado a
tener pavor del hombre mismo, pavor cósmico de lo que el hombre puede
descubrir. Yo, desde luego, no siento ninguno de esos pánicos. Pienso
que, por el contrario, el camino del hombre es el descubrimiento, pienso
que Dios abdicó y que desde entonces Dios es el hombre.
Uno de los temores, y justificado, es que se usen los avances
tecnológicos para fines destructivos.
La maldición de la
humanidad es que todo lo que se perfecciona en la técnica termina por
usarse para la destrucción de vidas humanas. Bueno, sobre esa base
tenemos que fundamentar el humanismo de esta época, luchar contra la
guerra y contra las explosiones atómicas termonucleares. Pero esto es una
lucha aparte. No porque se produzcan estas cosas vamos a cerrarle el paso
al adelanto técnico. Verdaderamente es estremecedor que existan estos
medios de destrucción. Justamente está ahora en Chile Linus Pauling, un
hombre muy respetable, que ha hablado tan francamente y ha expresado
conceptos tan extraordinarios sobre la destrucción atómica que tiene
que ponernos en guardia. Naturalmente, en los últimos años ha habido un
movimiento muy grande en contra del peligro atómico y posiblemente las
grandes potencias acuerden no continuar fabricándolas. No sé en realidad
cómo marchan esas negociaciones, pero creo que la intención es seria.
¿Qué es lo que predice para la nueva década?
No sé si no son
más esperanzas que predicciones. Pienso que se puede solucionar el
problema de Vietnam, es decir, el retiro de las tropas norteamericanas y
la autodeterminación del pueblo vietnamés. Es el conflicto más grave
que tiene la humanidad. Me parece que también está en vías de
respetarse lao dos Alemanias como repúblicas separadas; esto traerá una
gran tranquilidad a Europa. ¡Pero, parece que estoy hablando como tos
videntes!
Bueno, ¿qué es entonces lo que espera de la nueva década?
Realmente creo que
eso pasará. En cambio, no veo tan cercana la solución al conflicto de
Medio Oriente, que también es un problema gravísimo. En América Latina
creo que habrá una tendencia general a una mayor independencia del
imperialismo. Se acentuará la lucha antiimperialista y me parece que lo
más importante sucederá en Chile. Creó que la elección la van a ganar
las fuerzas populares y que habrá cambios bastante grandes. No puedo
decir qué pasará en otros países de América Latina; en muchos de ellos
las condiciones son insoportables.
En caso de ser elegido presidente, ¿seguiría escribiendo?
Escribir para mí es
como respirar. No podría vivir sin respirar y no podría vivir sin
escribir.
¿Podría escribir tanto como hasta ahora?
Yo creo que si.
Lo he visto escribir en el auto...
Yo escribo donde
puedo y cuando puedo, pero siempre estoy escribiendo.
¿Siempre lo hace en forma manuscrita?
Desde que tuve un
accidente en que me rompí un dedo, no pude, por unos meses, manejar la
máquina de escribir. Seguí la costumbre de mi tierna juventud y volví a
escribir a mano. Luego, cuando ya me mejoré de mi dedo, que estaba medio
quebrado, y pude manejar la máquina, ya me había reacostumbrado a
escribir a mano. Encontré que escribiendo a mano tenía más sensibilidad
y que las formas plásticas de mi poesía podían cambiar más
fácilmente. Es decir, comprendí que la mano tenía algo que ver con eso.
Acabo de leer en París Review lo que dice Robert Graves al
periodista qué lo interroga: “¿No le ha llamado a usted la atención
algo en esta casa, en esta pieza? Todo está hecho a mano.” “El
escritor —dice Robert Graves— no debe vivir sino entre cosas hechas a
mano.” Pero me parece que Robert Graves se olvidó que también la
poesía debe escribirse a mano. A mí me parece que la máquina me
apartaba de mucha intimidad con la poesía, y la mano me ha acercado de
nuevo a esa intimidad.
¿Cuáles son sus horas de trabajo?
No tengo horario,
pero de preferencia en la mañana. Es decir, si a esta hora no estuviese
Rita haciéndome perder el tiempo, y perdiendo el suyo, yo estaría
escribiendo.
Más o meno, ¿cuántas horas diarias escribe?
No escribo y leo
muchas cosas al día. Mi afán sería escribir todo el día, pero muchas
veces la plenitud de un pensamiento, de una expresión, de algo que sale
de una manera tumultuosa desde mi propia inspiración, usando una
palabra anticuada, me deja o satisfecho o exhausto o colmado o vacío. Es
decir, no podría seguir. Por lo demás me gusta demasiado vivir para
estar todo el din sentado en un escritorio. Esto es algo que no está de
acuerdo conmigo; a mi me gusta meterme en todos los trajines de la vida,
de mi casa, de la política, de la naturaleza. Estoy siempre entrando y
saliendo. No puedo decir entonces que consagro todo el día a escribir,
pero en donde esté y cuando puedo escribo intensamente. No me molesta que
haya mucha gente a mi alrededor. Puedo escribir y desarrollar mi
pensamiento aunque estén conversando, discutiendo o peleándose. Más
aún, si de pronto se quedan silenciosos, eso me perturba.
¿Ya terminó de escribir su último libro?
Sí, se llama La
espada encendida.
¿Prosa o verso?
Siempre verso. Se
trata del mito de Adán y Eva, del castigo y de la culpa, en realidad, de
un nuevo Adán, de una nueva Eva. El mundo ha terminado, la bomba y la
guerra lo han destruido, y Adán, el único hombre sobre la tierra, se
encuentra con Eva. La vida en la humanidad comienza nuevamente con ellos.
Es un libro de gran intensidad. Bueno, ahí está el libro. No lo conozco
bien. Lo acabo de escribir y no lo he leído todavía. Cuando termino un
libro no me gusta corregir los errores de inmediato porque siento el deseo
de alejarme de él. Ahora estoy esperando que pasen unos días para volver
a leerlo con más serenidad.
¿Cuándo se publicará?
En marzo o abril del
año próximo.
¿Quién lo publica?
Losada, de Buenos
Aires. Losada es mi editor y tengo con él las mejores de las relaciones.
No siempre ha sido así para mí; me he peleado con muchos editores. La
relación entre escritor y editor es bastante difícil, pero tengo la
suerte de tener un editor que me entiende y con el cual no he tenido
jamás problemas.
¿No tiene editores en Chile?
Los tengo, pero son
pequeños para la necesidad de expansión de mis libros. Mis primeros
editores fueron chilenos y de cuando en cuando les doy mis libros. Muchas
veces me interesa que un libro salga primero en una edición chilena.
Así lo he hecho cots las últimas obras. Las ediciones limitadas las
hacemos acá y Losada nunca ha puesto dificultad para ello.
¿Piensa escribir otro libro?
Naturalmente voy a
escribir otro, pero no puedo decir de qué se trata, todavía no he hecho
un plan. Acabo de terminar La espada encendida y no lo he corregido
aún.
¿Cuánto demora en escribir un libro?
Más o menos un
año. Fin de mundo, que se publicó el año pasado, tardó más de
un año en escribirse. El último ha sido más rápido a pesar de que he
tenido menos tiempo.
Usted nunca ha tomado muy en cuenta su prosa. ¿Por qué?
La prosa..., toda mi
vida he sentido la necesidad de escribir en verso y no me interesa la
expresión en prosa. La utilizo para expresar cierta clase pasajera de
sentimientos, o acontecimientos derivados del relato. Además, siempre
he escrito prosa sin tomarla demasiado en cuenta y la verdad es que
puedo dejarla enteramente. Sólo escribo en prosa transitoriamente.
Por años usted ha sido mencionado como candidato para el Premio Nobel.
¿Cree que la Presidencia podría influir en alguna forma en la decisión
de la Academia Sueca?
Esa pregunta debe
ser hecha a la Academia y no a mí, y, naturalmente, la Academia no la
contestará.
¿Si tuviera que elegir entre la Presidencia y el Premio, qué
elegiría?
No es cuestión de
decisión entre cosas tan ilusorias.
¿Suponiendo le pongan sobre una mesa la Presidencia y el Premio?
Si me lo ponen en
una mesa me voy a sentar a otra mesa.
¿Qué opina de la actitud de Sartre cuando recibió el Premio Nobel?
Es muy respetable,
pero es una reacción individual de su poderosa personalidad. No creo que
sea una cuestión a debatir, me parece que es una reacción muy digna de
un hombre tan combatiente y tan consecuente como es Sartre.
¿Cree justo el Premio a Beckett?
Creo que sí.
Beckett es un escritor breve pero exquisito. También creo yo que el
Premio Nobel donde caiga siempre está honrando a la literatura, a la
poesía, a la novela o al teatro. Yo no soy de los que están siempre
discriminando si el Premio cayó bien o cayó mal. Lo que constituye la
importancia de ese Premio, si la tiene, es que otorga al oficio literario
un título de respeto para la masa, para la gente, para los demás. Eso es
lo más importante.
Muchas veces usted ha sido fuertemente atacado por la forma en que vive
y por su solvencia económica...
En general eso es un
mito. Nosotros hemos recibido una herencia bastante mala en cierto sentido
de España. Nunca pudo tolerar que su gente sobresaliera, que se
distinguiera en algo. Como se sabe, a Cristóbal Colón lo encadenaron de
vuelta a España. Yo creo que ele España recibimos ese impacto de la
pequeña burguesía envidiosa que se pasa pensando en lo que tienen los
demás y en lo que no tiene ella. Yo he dedicado mi vida a las
reivindicaciones dei pueblo, y lo que yo tengo en mi casa, mis libros, es
producto de mi propio trabajo. Yo no he explotado a nadie. Pero este
reproche no se lo hacen nunca a los que tienen grandes fortunas como
herencia. Nunca se lo hacen a los escritores ricos por familia. Se piensa
que ellos tienen derecho a tener medios económicos superiores a los
otros. En cambio, de un escritor que como yo tiene prácticamente 50
años de trabajo, están todo el tiempo diciendo: “Mire, mire cómo
vive. Tiene una casa frente al mar, toma un buen vino.” Es bien difícil
tomar un mal vino en Chile porque casi todo el vino en Chile es bueno. En
fin, todo este coro de los cretinos de nuestro tiempo me tiene sin
cuidado. Es un problema que en cierto modo refleja el subdesarrollo ¿le
nuestro país, la mediocridad de nuestro medio. Usted misma me ha contado
que a Norman Mailer le habían pagado unos 90.000 dólares por tres
artículos en una revista norteamericana. Aquí, si un escritor
latinoamericano recibiera una compensación así por su trabajo
despertaría tina ola de protestas de los otros escritores, diciendo: “¡Qué
abuso! ¡Qué malo! ¡Pero dónde vamos a parar!”, en vez de quedarse
todo el mundo contento de que un escritor pueda alcanzar tales
honorarios. Bueno, como digo, estos son males del llamado
subdesarrollo cultural.
¿No será esa acusación más intensa por pertenecer usted al
Partido Comunista?
Precisamente ese es
el valor de una posición como la mía. El que no tiene nada, ya se ha
dicho muchas veces, no tiene nada que perder sino sus cadenas. Y yo
arriesgo a cada momento mi vida, mi persona, lo que tengo, mis libros, mi
casa, todo esto lo pongo en juego para defender el futuro y la justicia.
Mí casa ha sido incendiada, yo he sido perseguido, he sido más de una
vez detenido, he sido exiliado, se me a declarado incomunicado, he sido
buscado por todas partes por mil policías. Muy bien, pues. Yo no me
acomodo con lo que tengo. Lo que tengo lo pongo a disposición deja lucha
popular. Esta casa en que usted está pertenece desde hace 20 años al
Partido Comunista de Chile a quien se la he regalado por escritura
pública. Yo estoy en esta casa simplemente por una decisión de mi
partido, por la generosidad de mi partido. Estoy usufructuando de un bien
que no me pertenece puesto que lo di, así como todas las colecciones, y
todos los libros, y todos los objetos que hay en esta casa. He regalado
más de una biblioteca entera a la universidad de mi pala. He regalado
también la casa en que actualmente viven algunos de los dirigentes de mi
partido. Vivo con el producto de mis libros. No tengo ahorros, no tengo
nada de que disproner sino de lo que me pagan por mis libros cada mes. Se
acabó ahí. Muy bien, que los que me reprochan hagan lo mismo y que,
dejen por lo menos sus zapatos en alguna parte para dárselos a otros.
¿No será otra de sus donaciones la Fundación Cantalao, una ciudad de
escritores en Isla Negra?
Últimamente he
logrado adquirir, pagándolo a plazos, un terreno grande al lado del mar
para que los escritores en el futuro puedan pasar su veraneo y hacer su
obra creadora en un ambiente de extraordinaria belleza, como lo será la
Fundación Cantalao. Será dirigida por gente de la Universidad Católica,
de la Universidad de Chile y de la Sociedad de Escritores. Será una
fundación para que los escritores becados puedan vivir por un año con el
producto de mis derechos de autor, disfrutando de una casa común para
reuniones y actos además de cabañas individuales para trabajar.
A usted le atribuyen un antagonismo con Borges.
El antagonismo que
se me atribuye con Borges no existe en el fondo, puede existir en forma
intelectual y cultural por nuestra diversa orientación. Uno se puede
pelear en paz. Pero yo tengo otros enemigos, no los escritores. Mis
enemigos son los gorilas, para mí el enemigo es el imperialismo, y son
los capitalistas y son los que dejan caer el napalm en Vietnam. Pero no
es Borges mi enemigo.
¿Qué opina de la literatura de Borges?
Es un gran escritor,
y caramba, estamos muy orgullosos la gente de habla española de que
exista Borges, sobre todo la gente latinoamericana, porque antes de Borges
teníamos muy pocos escritores que podían afrontar la comparación con
los de Europa. Hemos tenido grandes escritores, pero un escritor de tipo
universal, como Borges, se da muy poco en nuestros países. El ha sido de
los primeros. No puedo decir que ha sido el más grande, y ojalá que sea
cien veces superado por otros, pero de todas maneras él abrió la brecha,
la atención, la curiosidad intelectual de Europa hacia nuestros
países. Eso es todo lo que puedo decir. Pero yo pelearme con Borges,
porque todo el mundo quiere hacerme pelear con Borges, no lo haré
nunca. Que piense él como un dinosaurio, no tiene nada que ver con mi
pensamiento. Él no entiende nada de lo que pasa en el mundo
contemporáneo y piensa que yo tampoco entiendo. Entonces, estamos de
acuerdo.
El domingo lo visitaron unos jóvenes argentinos que cantaron,
acompañándose por guitarras, una milonga de Borges. Creo que eso le
gustó mucho.
La milonga de Borges
me gustó muchísimo, sobre todo es un ejemplo, que un poeta tan
hermético, un escritor, digamos tan sofisticado, o tan intelectualista,
se vuelque a un tema popular haciéndolo de una manera tan certera y
verdadera. A mí me gusta mucho la milonga de Borges y me parece que
debieran imitar su ejemplo muchos de los poetas latinoamericanos, ya que
casi todos los nuestros tenemos la misma preocupación popular y
tradicional.
A usted también le han pedido que escriba letra de milongas. ¿Lo
hará?
No creo, no es una
forma de mi país, es una forma del Río de la Plata, por lo tanto yo no
la conozco bastante. Para hacerlo tiene uno que dominar ese estilo
popular, tiene que estar de acuerdo con el pueblo de uno, con las raíces
de nacionalidad y de vida.
¿Ha escrito para la música folklórica chilena?
He hecho algo. Son
muy conocidas en este país.
¿Qué es lo que más recuerda de su vida personal, política y
literaria?
No sé. Los
recuerdos más intensos de mi vida posiblemente son los recuerdos de mí
vida en España. Una gran fraternidad de poetas, una gran amistad con
muchos de ellos, una acogida tan fraternal y de tanta calidad que yo no
había conocido en este mundo nuestro americano, tan lleno de
alacraneos, como y dice en Buenos Aires. Después, fue terrible para mí
ver toda esa república de compañeros, de amigos, ese estado de cosas,
ese reino, destrozado por la guerra civil, que me mostró la terrible
realidad de la opresión y del fascismo. Mis amigos fueron dispersados por
la guerra, algunos fueron exterminados allí mismo, como García Lorca,
como Miguel Hernández, otros murieron en el destierro y otros
continúan en el destierro. Toda esta faz de mi vida fue rica en
acontecimientos, en emociones profundas y en cambios decisivos en mi
propia historia y en la evolución de mi vida.
¿Es entonces España el país más fundamental en su vida?
El país más
fundamental para mí es mi país. Pero tal vez, después de Chile, España
es lo que ha tenido más importancia. No sé cómo estará ahora,
debatiéndose todavía en el final de Franco. Nunca he podido volver a
ella con plenitud. Sólo he pasado por sus puertos.
¿Le permiten la entrada?
No se me prohibe la
entrada de una manera oficial. Al contrario, en una ocasión fui invitado
por la Embajada de mi país para dar recitales. Parecía entonces que todo
estaba allanado en cuanto a las visas. Es muy posible que se me deje
entrar. No quiero discutir este punto porque hasta puede ser una
conveniencia del gobierno español, que quería mostrar algún sentido
democrático al permitir la entrada de quienes tan fuertemente lo han
combatido. No sé. Me han impedido entrar a tantos países y me han
expulsado de tantos otros que verdaderamente este es un asunto que ya no
me causa la irritación que me produjo al principio. Con el tiempo estas
cosas también se han suavizado. Muchas de las medidas que se tomaron en
mi contra para hacerme salir de un país han sido cambiadas y abolidas. De
toda manera, ha dejado de producirme una viva picazón el hecho de que me
dejen entrar o que no me dejen entrar en una parte o en otra.
En la Oda a Federico García Lorca, escrita antes que él muriera,
usted predecía en cierta forma su trágico fin.
Sí, es extraía ese
poema, parece que estuviera vaticinando en algún modo su muerte, siendo
que Federico era una persona tan feliz, era una criatura dichosa. Muy
pocos seres he conocido como él. Era la encarnación, no diremos del
éxito, sino del amor a la vida. Gozaba cada minuto de su existencia, era
un gran despilfarrador de alegría. Por eso ese ha sido uno de los
crímenes más imperdonables del fascismo.
Usted siempre lo menciona en sus poemas, como también a Miguel
Hernández.
Hernández era como
un hijo, era un poco mi discípulo en poesía. Vivía prácticamente en mi
casa donde comía casi todos los días. Ahí se probó la mentira que ha
rodeado la muerte de Federico García Lorca, la mentira oficial que ha
pretendido dar como causa de este crimen los primeros momentos de
confusión de la Guerra Civil, que naturalmente existieron. Pero, de ser
así, ¿por qué entonces el gobierno fascista de España mantuvo
durante tanto tiempo en la prisión, después del asesinato de Federico
García Lorca, al más extraordinario de los poetas de las nuevas
generaciones que fue Miguel Hernández? ¿Por qué lo mantuvo hasta la
muerte en su prisión? ¿Por qué se negó aun a trasladarlo a un
hospital, como lo propuso la Embajada de Chile? La muerte de Miguel
Hernández es también un asesinato.
De su estadía en el Oriente, ¿qué es lo que más recuerda?
Mi estadía en el
Oriente fue en cierto modo un encuentro para el que yo no, estaba
preparado. Me abrumó el esplendor de aquel continente que yo no
conocía y al mismo tiempo me sentí desesperado, porque era muy largo el
plazo de mí vida y de mi soledad. Y muchas veces me pareció que estaba
encerrado en una interminable película a todo color, maravillosa, pero
que nunca me permitirían salir de esa película que continuaba una
eternidad. Yo no tuve el misticismo que guía a muchos sudamericanos y a
muchos otros a la India. Supongo que la gente que va a la India a buscar
una respuesta religiosa a sus inquietudes verá las cosas de otro modo. A
mí me conmovió profundamente aquel gran estado, aquella inmensa
nación tan inerme, tan indefensa, amarrada al yugo de su imperio. La
cultura inglesa misma, por la cual siempre tuve extraordinaria
predilección, me pareció a veces nefanda por ser tambo un instrumento
de sumisión intelectual para muchos de los hindúes de aquella época.
También me mezclé con la juventud rebelde de continente y, a pesar de mi
cargo consular, frecuenté a todos los los revolucionarios. Estuve al
tanto del gran movimiento que iría a producir más tarde la independencia
de la India. En aquellos años de 1928 me tocó conocer (aunque sólo
cambiando unas palabras y un saludo) a Nehru, a su padre el Pandit
Motilal Nehru y a Subhas Chandra Bose, uno de los hombres más
interesantes de la época revolucionaria de la India, que guiado por su
inten-sísimo patriotismo se puso durante la última guerra del lado de
los japoneses. Era el espíritu de muchos de estor independentistas de
la India y de los imperios coloniales en el Asia. A ellos les daba tanto
un dominador como el otro. Creían que cambiando de colonizadores
tendrían la oportunidad de dividirlos. No puedo juzgar a Subhas Chandra
Bose a pesar de que en ese momento el Japón era un aliado de Hitler. Su
memoria es aún muy respetada en la India. También conocí estudiantes
anónimos, maestros y escritores, no sin dificultades, porque ellos
también des. confiaban de mí. Desconfiaban de todo y tenían razón. En
una lucha tan- grande cada uno debe tener los ojos abiertos.
¿Fue en la India donde escribió Residencia en la tierra?
Sí, pero la India
no ha tenido influencia intelectual en mi poesía.
¿También desde allí escribió esas cartas tan conmovedoras al
argentino Héctor Eandi?
Sí, esas cartas
fueron un gran episodio en mi vida. Ese escritor argentino, a quien yo no
conocía personalmente, se hizo cargo, como buen samaritano, de tenerme al
tanto de las noticias; él me mandaba periódicos en esos momentos de gran
soledad. Temía yo hasta de perder contacto con el idioma porque estaba
rodeado de gentes que hablaban otras lenguas, y por meses y meses, o por
años, no encontraba con quién hablar en español. Me acuerdo que en una
carta a Rafael Alberti le pedía un diccionario español, que no se
encontraba en la India. También puedo decir que por semanas enteras no
veía a un solo ser humano.
¿Fue a la, India por propia voluntad?
No, yo llevaba un
puesto de cónsul, pero era un puesto de pequeño cónsul, de esos
cónsules que no tienen sueldo. Yo vivía en gran pobreza y también en la
soledad más grande.
Ahí.usted tuvo ese gran romance con Josie Bliss, a quien menciona en
muchos de sus poemas.
Sí, Josie Bliss fue
una mujer que dejó una huella bastante profunda en mi poesía. La he
recordado siempre, aun en los últimos libros.
¿Su obra está muy ligada a su vida personal?
Naturalmente, la
vida de un poeta tiene que reflejarse en su poesía. Esta es la ley del
oficio y una ley de la vida.
Usted es uno de los poetas más traducidos, como a 30 idiomas.
No los he contado
nunca, pero sí sé que se han traduducido en varios sitios.
¿En qué idioma cree que están mejor traducidos?
Yo diría que en el
italiano, porque hay una similitud de valores entre los dos idiomas. Tanto
el inglés como el francés, que son los dos idiomas que conozco fuera del
italiano, no corresponden con el idioma español ni en la vocalización,
ni en la colocación de las palabras, ni en el color, ni en el peso de
ellas. Es decir que la estabilidad de un poema que se escribe en español
con derroche o economía verbal, pero que tiene una medida y una manera de
posar cada palabra, m encuentra su equivalente.
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