Roque
Dalton
(El Salvador, 1935-1975)
SEIS TESIS POLÉMICAS
Rafael Lara Martínez
Profesor de la Universidad
de Socorro
Nuevo México)
De las ponencias que se presentaron
al IV Congreso Internacional de Literatura Centroamericana, en la
Universidad Tecnológica de San Salvador, del 21 al 23 de febrero de 1996,
«Roque Dalton y el mestizaje salvadoreño» (once páginas) de Luis
Melgar Brizuela, merece sin lugar a dudas un sitio prominente.
En verdad, allí se desglosan al menos seis lineamientos o pautas
teóricas, las cuales pueden servir de guía para establecer una
discusión o debate nacional tanto en torno a Roque Dalton, así como en
cuanto al canon literario salvadoreño en general.
Si bien la propuesta, Luis la reduce a cuatro puntos ( ‘denuncia de la
no-identidad, investigación de la verdad histórica, propuesta de una
moral poética y testimonio de esa propuesta moral’), juzgo que ese
trabajo inédito y posee una profundidad y lucidez de tal magnitud que no
podemos pasarlo por alto, sin un comentario que genere debate o polémica
respecto a nuestro legado artístico. Luis nos ofreció una verdadera
cátedra de filosofía roqueana, la cual espero, lo incito y le aconsejo
por el presente escrito que lo convierta en uno de los primeros libros
críticos de peso sobre el mayor exponente de la vanguardia
artistico-politica en El Salvador.
La tesis que exprese al final de la sesión sobre Roque Dalton, en la cual
participaron también Julio Torres Recinos ( Canadá) y Tirso Canales, son
las siguientes:
1. Luis señala que ‘una de las brújulas de la escrituras
daltonianas es el señalamiento de la mentira histórica, que lo llevo a
derribar ídolos o santones (...) El y sus compañeros de generación
fueron grandes iconoclastas. Si bien en un paréntesis nos informa que ‘es
harina de otro costal’ (...) averiguar cuan justo o injusto pudo ser
aquel plan de exterminio simbólico’, lo cierto es que en esta
desacralización de los clásicos reside el primer punto de discusión.
Antes que yo, Francisco Andrés Escobar en su excelente y documentada
introducción a la obra de Alfredo Espino, publicada por Editorial Roxil
de Santa Tecla en 1989, había señalado la falta de mesura de la
generación comprometida, la cual había evaluado la obra de Espino con
respecto a cánones históricos que no le eran propios. Por ello, llega a
establecer Escobar, no hemos sopesado aun la poesía de Espino ni tampoco
hemos ‘busc(ado) fundamento para el carácter nacional de la obra
espiniana’. En que medida entonces la desmitificación irónica de los
clásicos no culmina en una falta de evaluación critico-racional del
canon nacional es algo que debemos someter a la discusión.
Si mal no recuerdo también Miguel Huezo Mixco afirmo alguna vez que algo
similar había sucedido con la imagen de Alberto Masferrer, en quien bien
debemos percibir a uno de los fundadores de un proto-socialismo
nacionalista salvadoreño y cuya utopía del Mínimum Vital todavía sigue
vigente. A ello añadiría, la necesidad de aplicar las categorías de
Roque Dalton mismo para enjuiciar su actitud desmitificadora. En Pobrecito
poeta que era yo se declara lo siguiente: ‘¿a quien citar? (...) una
puteada introductoria, terapia de emergencia del salvadoreño medio, punto
de apoyo, mascara’. Lo que debemos entonces preguntarnos es si acaso
ciertas afirmaciones desacralizadoras, vanas profanaciones sin
argumentación, no son precisamente ‘mascaras’ que dicen mas de quien
las profiere que de la persona a quien pretenden atribuirse.
Necesitaríamos entonces desarrollar una teoría de las mascaras o
per-sonas poéticas de Roque Dalton y de los miembros de su generación.
2. Luis señala que Los Hongos debe considerarse como ‘testamento
poético’, así como lugar de mestizaje ‘entre roque marxista y Roque
cristiano’. Si bien , sigue anotando, ‘el afirmo (...) que a través
de ese poemon confesional, su yo marxista había finalmente derrotado a su
yo cristiano’. ‘no’ debemos créele ‘a Roque’. De tal suerte, lo
que Luis nos propone es la existencia de una tensión entre el
querer-decir y lo dicho. Esto es, una cosa es lo que Roque dice que dicen
sus textos y otra lo que esos textos realmente dicen.
Hay una laguna entre el querer-hacer y el hecho. además, en esa dinámica
se halla en juego también una teoría de la conversión, de acuerdo a la
cual seria (im)posible una absoluta transformación del ‘pequeño
burgués’ en ‘revolucionario’, a través de la adopción de la ‘ideología
de la clase obrera’. Si el cristiano no se volvió marxista, sino creo
una amalgama muy cercana a la teología de la liberación , ¿por que no
habríamos de considerar entonces que el ‘pequeño burgués’ también
se combino con ‘el revolucionario’, dando origen a un nuevo tipo de
mestizaje? La índole híbrida de la escritura roqueana esta abierta a la
exploración de sus múltiples facetas o ‘ventanas en el rostro’.
3. Luis demuestra de manera convincente como en Roque se funden ‘un
cristianismo a lo Monseñor Romero’, el marxismo y un indigenismo de
raigambre mesoamericano. Cristo, Marx y Quetzalcoatl, afirma, llegan a
identificarse en el mestizaje de la filosofía roqueana. Esta evaluación
del indigenismo que se inicia en Dos puños por la tierra y que posee su
expresión mas depurable en Los testimonios desemboca en una doble
consideración. Por una parte, el trabajo de Luis se vuelve en piedra de
toque para una confrontación y medida de las distintas aproximaciones
indigenistas de nuestros clásicos. ¿ Como podemos sopesar el indigenismo
de Roque con respecto al de Salarrué, o bien al de Claudia Lars? En una
pauta, subrayo, un lineamiento teórico que el trabajo de Luis deja
abierto a la investigación, la discusión o la elaboración de tesis de
letras por venir.
Por la otra, Luis parece acordarse con mi idea en torno a Dalton-poeta
como poseso. El lo llama ‘médium o (...) tlamatini’; se trata de un
‘poseído por el espíritu de los pueblos originarios’. Lo que me
interesa resaltar de esta concepción de un poeta-poseso no es tanto el
carácter contradictorio que esa recepción pasiva de la historia pueda
poseer para un marxista ortodoxo, no mestizo; antes bien, lo que percibo
es un entronque inusitado entre Roque y Salarrué.
En efecto, si Euralas, el ‘en mi’ de Salarrué, el ‘alter-ego’, es
quien escribe a través de el, algo semejante sucede en Roque. Esta
problemática nos remite de nuevo a una teoría de las mascaras o
per-sonas poéticas del autor. ¿Quien escribe, quien es el garante de la
escritura? ¿Roque o el espíritu de los ‘pueblos originarios ’ que lo
han poseído?
4. ‘Dalton es el continuador de Salarrué...’ Esta tajante
afirmación de Luis da pauta para una nueva discusión de nuestro canon
literario. Tradicionalmente, se ha mantenido que Roque representa la
ruptura. Lo que Luis nos propone en cambio es examinar la continuidad o,
si se prefiere, estudiar la dinámica ineluctable entre tradición y
ruptura. En cuales escritos Roque quiebra y en los cuales continua la
tradición, es algo que merece ser evaluado con mayor detenimiento y
serenidad metodología.
5. Siendo ‘Miguel Mármol el mas mestizo entre los libros de
Dalton’, me parece que deberíamos propiciar varias reseñas criticas
que se aboquen a su estudio, así como a su comparación con su gemelo
Catleya Luna de Salarrué, ya que ambos se organizan al rededor de una
visión del etnocidio de 1932.
6. Frente al desprestigio de la palabra compromiso, Luis se
pregunta: ‘¿no esta el compromiso en el origen mismo de toda
comunicación (...)?’ Esta interrogante nos conduce del terreno
puramente político, a uno de carácter lingüístico, humano. Si hablar
es decir Yo, en ese mismo instante reconozco a un Tú, quien de esa manera
me entrega integra mi propia identidad. Solo en la medida en que se
reconozca a ese Tú, en cuanto a persona, habrá de concederme a mi mismo
esa calidad humana también. En consecuencia,, el compromiso como lo
entendía la generación ha quedado rebasado por una nueva moral, la llama
Luis, de carácter puramente ético de reconocimiento del Otro, del
interlocutor. Por último es necesario insistir que es una lástima la
inexistencia de becas que propicien la creatividad cultural y artística
en nuestro país. En verdad, si alguien se merecería apoyo institucional
y financiero para escribir, ya no un artículo, sino un voluminoso libro
sobre Roque Dalton, esa persona es Luis Melgar Brizuela.
Revista Tendencias,
No 52. San Salvador, El Salvador, junio de 1996.
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